La Factura del Refrigerador

La excesiva legislación de requisitos formales dificulta la productividad de las empresas en México.

LA FACTURA DEL REFRIGERADOR C.P. Gustavo Leal Benavides Presidente de Fiscalia Director General de Leal Benavides y Cía., S.C., Consultores Fiscales Ver currículum del autor... Publicado en el Diario El Norte de Monterrey, Méxicoel 26 de julio de 2005 Uno de los derechos fundamentales de los contribuyentes que se deberían establecer en nuestras leyes es que en la interpretación y aplicación de las normas fiscales deben de considerarse y atenderse en primerísimo lugar a las operaciones reales de los contribuyentes y al verdadero impacto económico que estas tienen en la generación de los recursos, ya que de la generación de estos recursos, de su economía real, es de donde el contribuyente puede pagar los impuestos. Se ha caído en una exagerada legislación de requisitos formales, de papeleo y registro, que el impacto de las cargas por impuestos y accesorios por la falta del cumplimiento de uno sólo de ellos coloca al contribuyente en la situación de tener que trabajar no para sobrevivir o crecer como unidad productiva, sino para pagar al fisco las aberraciones y trampas jurídicas establecidas con toda mala intención en nuestras leyes. Si a esto se añade el criterio que aplican a cada paso, en cada acto, en todo momento, los funcionarios fiscales, ciega y sordamente a favor del fisco, ciega, sorda y abusivamente en contra del contribuyente, como si estuvieran obligados a tratarlo por disposición oficial como a un malvado enemigo a destruir, a un odioso extraño a liquidar, tenemos los elementos para que la injusticia fiscal en nuestro país funcione a plenitud. FALSA VERDAD Por otra parte, los tribunales también funcionan con los tergiversados principios de que lo más trascendente para impartir justicia es que el contribuyente cumpla con las interminables formalidades a las que se le somete y esclaviza, en lugar de orientar sus sentencias buscando simplemente impartir justicia con base en la elemental verdad, no en una inventada y falsa verdad jurídica. Por eso se requiere urgentemente un verdadero cambio de políticas, de enfoques, de mentalidades, de decisiones en todos los ámbitos: legisladores, ejecutores, juzgadores... La historia ha demostrado que los países crecen cuando fomentan el comercio, la industria, el trabajo. En México parece que el concepto de los gobiernos es que los contribuyentes, que son quienes trabajan, quienes producen, son competidores del propio gobierno a quienes hay que exterminar aplicando la mayor dosis de burocracia, burocracia, burocracia, requisitos, requisitos, requisitos... ¿QUÉ NOS PASA?Muchos de ustedes quizá vieron y recordarán aquél sketch de Héctor Suárez aparecido en el célebre programa de la televisión ¿Qué nos pasa? en el que una persona acude a hacer un trámite ante una dependencia gubernamental. El burócrata todopoderoso, con el desdén y la prepotencia que lo caracteriza, al ver que la ciudadana en forma correcta y respetuosa le entrega puntualmente cada uno de los papeles que paso a paso le está pidiendo, comienza a poner trabas, a inventar requisitos y a pedirle documentos que nada absolutamente tienen que ver con el trámite. Le solicita, por ejemplo, el pasaporte, ella se lo entrega, le solicita las calificaciones de primaria de su hijo, se las entrega, le solicita la última receta del doctor, se la entrega, le solicita, ya exasperado, ¡la factura del refrigerador!, se la entrega. Al ver que no había requisito que no cumpliera, le dice con la desfachatez insensible de quien disfruta malvadamente su pequeño poder: Pues me perdona, seño, pero ya van a dar las 3 y vamos a cerrar, así es que va a tener que venir mañana, hacer fila y traer de nuevo todo sus documentos. A ver si cumple... AGRAVIOSAunque este sketch se presentó hace unas dos décadas, refleja exactamente todavía hoy el sistema de administración gubernamental que tristemente seguimos padeciendo, el cual, en materia fiscal, está alineado a un cuerpo de leyes que no solamente establecen cargas al contribuyente, sino que lo agravian profundamente porque simple y sencillamente no le dan ninguna protección; está alineado a una concepción y a una idea exageradamente deforme de quienes manejan la confección de leyes, normas y procedimientos para el cobro de impuestos, ya que por encima de todo está el inalterable propósito de que su caja registradora esté tintineando continuamente, aunque sea por el incumplimiento de absurdas formalidades que sólo para eso sirven, para exaccionar al causante, para hacer cobros por lo que sea, sin importar los irreparables daños a que someten, en forma injusta y en el fondo esencialmente violenta, a una multitud de contribuyentes absolutamente indefensos. Si muchas cosas deben corregirse en México, esta es una de las que hay que atender prioritariamente en materia de justicia, administración y buen gobierno.  

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